El boricua llevó al musical extasis a más de 10,000 personas, quienes se congregaron en la explanada del estadio Monumental
                                     Miércoles 28 de septiembre de 2011 - 10:09  am                              
                                                                     MARÍA PÍA BARRIENTOS @pia_barrientos
Redacción Online
   Tuvieron que pasar más de 14 años para que Lima lo pudiera volver a ver, pero Enrique Martín Morales no defraudó. Ricky Martin llegó  renovado. Más maduro, más experimentado, más sexy, más sensual, con más  alma, con más música y con más sexo, como reza el nombre de su última  gira, precisamente “MAS”. 
   “Será, será” cantó para empezar, tema que la  mayoría no conocía, pero no importaba, su sola presencia desató la  locura de las fans enamoradas, de las más de 10,000 personas que  llegaron a verlo, de los mártires novios que se sacrificaron en pos del  amor. La explanada del Monumental empezó a vibrar en la que sería la  noche de la inclusión y del erotismo, como el prometió, una noche sin  género y sin reglas. 
   “Buenas noches Lima. No entiendo por qué han pasado tantos años sin  ver esta tierra linda. Juro que lo voy a dar todo esta noche”, dijo el  buen Ricky, sudoroso ya y mostrando sus músculos de campeonato en un  polo abierto con las mangas transparentes. La multitud aún estaba fría.  Era hora de sacar la carga pesada. 
   “Vuelve” le cantó al oído. Lima se emocionó, sacó el Kleenex, el  pañuelo. Luego el rey de la noche decidió cambiar de rumbo y darle una  estocada directo al sandunguero corazón. “Livin’ la Vida Loca”, entonó y  empezó a bailar como solo él sabe hacerlo: moviendo la pelvis en  frenético bamboleo, meneándose, saltando, derrochando sabor boricua. 
   “María”, siguió luego. Ricky se desató, mientras le bailaba a una  sensual fémina. Luego se sentó en un peruanísimo cajón de color verde al  que le arrancó algunas melodías. “Tu Recuerdo” vino después en otro  cambio de ritmo. La hinchada estaba ya extasiada. Sin embargo aún no  llegaba el clímax de este encuentro caliente. 
   EL CLIMAX
“Me gustaría viajar en el tiempo. Me  encantaría que canten conmigo estas canciones que son importantísimas  para mí”, dijo el hombre hecho ídolo. “Amor de mi vida”, le dijo, “Fuego  contra fuego”, le declaró, “Te extraño, te olvido, te amo”, le confesó.  Lima estaba extasiada, los gritos retumbaban los oídos, Martin había  inoculado una letal dosis de romanticismo en los presentes, quienes se  bamboleaban al son de la cursilería. 
   Luego se fue, pero ya volvería. Siete pantallas ubicadas detrás del  escenario se encendieron. Una orgía de luces, imágenes y sonidos  acribilló los sentidos de los presentes. Luego apareció nuevamente, con  otro look, con otra ropa, con otro estilo. Ricky soltó “la Bomba”. La  gente bailó, pero el cantante quería más. “Creo que es tiempo de  reivindicarsey ahora sí hacer una fiesta”, la retó y empezó con “Por  Arriba, Por Abajo”, canción con la que obligó al mundo a moverse, con la  que doblegó hasta a los más tiesos. Cual títeres, el público se movía  al son de las órdenes del puertorriqueño. Es que puede que no tenga la  mejor voz, pero es sin dudas un showman. 
   La multitud ya estaba caliente, era hora de rematarla. “El juego de  la vida” hizo que los asistentes sucumbieran a los pies de su ídolo,  aquel valiente que hace más de un año hizo pública su homosexualidad y ahora ya no tiene más miedo de mostrarse como es. Es que tal vez Ricky Martin hoy es más auténtico que nunca. 
   Luego se fue, pero (como todos lo hacen) volvió para una última  canción: “Lo mejor de mi vida eres tú”. Ricky se envolvió en una bandera  peruana y nos prometió “Yo vuelvo pronto”. Le tomamos la palabra. 
   Así culminó la presentación del divo. Un idilio corto, pero eficaz.  En hora y media Ricky se cambió más de 6 veces la ropa, cantó más de 10  canciones, movió a más de 10,000 personas. Es que no hay duda, el  boricua está más vivo y caliente que nunca
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